Coca de cebolla


Ingredientes:

Masa casera (ver aquí)
3 cebollas medianas
2 huevos L
3 longanizas
1 puñado de nueces troceadas 
AOVE
Sal y pimienta

Preparación:

Hacemos la masa casera.

Cortamos las cebollas a gajos. En una sartén con aceite los sofreímos a fuego lento, hasta que empiecen a estar transparentes y dorarse. Salpimentamos. Sacamos y reservamos.

En la misma sartén, freímos las longanizas enteras.

Hacemos una bola con la masa y con un rodillo la vamos estirando sobre una lámina de papel de horno, dándole forma redondeada. Si la queremos completamente redonda, ponemos un molde redondo encima y cortamos el sobrante. La colocamos sobre la rejilla del horno.

Precalentamos el horno a 210º, con calor arriba y abajo.

Echamos encima de la masa la cebolla a gajos. Cortamos las longanizas en rodajas y las repartimos. En un bol, batimos a mano los huevos con una pizca de sal y pimienta molida. Los vertemos sobre lo anterior y espolvoreamos con los trozos de nueces.

Horneamos en la posición más baja del horno, durante unos 30 minutos, vigilando que no se nos queme y cuando veamos que la masa comienza a dorarse, apagamos el horno.

Notas:

Esta coca es muy típica aquí en Castellón y la suelen hacer con cebolla, piñones y huevo duro. 





Sugerencias de Maridaje  (José Ramón Alonso Martin)



Si estuviéramos ante una pizza clásica u otro plato de cocina tradicional italiana observaríamos una acidez medio-alta debido a sus salsas (tomate, vinagretas, aceite de oliva...) y a alimentos con mucho peso en sus elaboraciones como el queso o tomate crudo. Sin embargo, esta coca resulta un plato más fino, equilibrado y ligero en el que no necesitaremos sostener una acidez muy marcada. Tendremos que buscar vinos equilibrados, sin demasiada estructura y de recorrido fácil para acompañar la masa horneada, la cebolla y las longanizas. Podemos apostar por blancos frescos que utilicen variedades neutras (albillo, malvar, muscadet...) o tintos jóvenes de clima continental o mediterráneo sin apenas crianza donde la explosión frutal defina al vino.



· Picarana 2013

Bodega Marañones (Pelayos de la Presa, dentro de la subzona de San Martín de Valdeiglesias / Madrid)

Estilo: Blanco con crianza

DO. Vinos de Madrid

U: 100% albillo (7M en barricas de roble francés de 500-700L. 80% usado)

Precio Aprox.: 12€

Tª de Consumo: 9-11ºC

Las uvas utilizadas proceden de cuatro parcelas y forman parte de cepas de entre 30 y 70 años de cultivo ecológico sobre suelos graníticos. Su nombre hace referencia a un tipo de pájaro habitual por esos parajes, especialmente en las partes más altas. La albillo es una variedad de maduración temprana y con bajos rendimientos que suele ofrecer vinos algo planos por defecto. Sin embargo, en manos de Marañones, gana en expresividad, volumen y sutiles matices gracias a una crianza bien integrada. En nariz encontraremos fruta (pera, membrillo), flores blancas y hierbas secas (lavanda). En boca resulta un vino goloso, especiado, balsámico (tomillo y romero), equilibrado y largo. Un buen ejemplo de cómo enriquecer una variedad no muy apreciada.



· Clos Lojen 2014
Bodegas y viñedos Ponce (Iniesta/Cuenca)
Estilo: Tinto ligero con poca crianza
DO. Manchuela
U: 100% bobal (7M barricas usadas de roble francés)
Precio Aprox.: 6,5 €
Tª de Consumo: 14-16ºC
Juan Antonio Ponce trabaja con respeto la bobal practicando una fermentación en tinos de madera abiertos, con maceraciones cortas que evitan parte de la rusticidad de la variedad, empleo de levaduras autóctonas y una crianza moderada para evitar demasiado aporte del roble. Tampoco se filtra ni clarifica antes del embotellado. Los suelos arcillo-calcáreos permiten expresar una enorme carga frutal algo madura y muy limpia tanto en nariz como en boca, apoyada en hierbas silvestres. Es un vino jugoso, fácil, fresco, redondo, sabroso y con buena evolución en botella. Un vino muy interesante a un precio ridículo.





Música: Hello, de Adele




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