Tarta de leche merengada

Esta es una tarta veraniega, fresquita, muy fina y con todo el sabor característico del helado de leche merengada. Su cremosidad, junto a la textura crujiente de la galleta, es una combinación de sabores similar a la de un cucurucho de helado de leche merengada.

Ingredientes:

130 ml de leche
1/2 rama de canela
la corteza de medio limón (bien lavado y sin llegar a la parte blanca)
20 g de azúcar
3 hojas de gelatina neutra
150 ml de leche condensada
2 claras de huevo
300 ml de nata para montar

Para la base:
8 galletas (yo prefiero Digestive o Lotus)
50 g de mantequilla
canela y cacao en polvo para decorar





Preparación:

Hervimos la leche junto a la canela, el limón y el azúcar. Ponemos en agua fría y de una en una, las hojas de gelatina, escurrimos y añadimos a la leche, aún caliente, removiendo bien para que se deshaga completamente la gelatina. A continuación, vertemos la leche condensada y seguimos integrando.

Montamos las claras a punto de nieve haciendo un merengue. Un consejo que nunca falla para que suba el merengue, es meter las claras unos 20 minutos en el congelador. Añadimos el merengue a la masa con movimientos envolventes para que no pierda aire. Montamos la nata (también refrigerada). Y la añadimos de la misma manera que el merengue.

Trituramos las galletas con una cucharada de postre de canela molida. La mantequilla la fundimos unos segundos en el micro y mezclamos con la galleta. Si vemos que queda muy seca, añadimos más mantequilla o incluso un poco de leche fría.

Montaje de la tarta:

Con la galleta cubrimos toda la base del molde (estas cantidades son para un molde de unos 20 cm como máximo. Si el vuestro es más grande, aumentad las cantidades de todo de manera proporcional). Metemos una media hora en el frigorífico para que se endurezca la galleta. Transcurrido este tiempo, vertemos con suavidad la masa y la dejamos reposar en nevera un mínimo de 4 horas. En el momento de desmoldar, espolvoreamos canela y cacao en polvo mezclados, para decorar.

Notas:

Es una tarta que requiere su tiempo debido al proceso doble de montar claras y montar nata, el reposo de la base y finalmente, su degustación pasadas unas cuantas horas. Yo aconsejo hacerla de un día para otro y mantenerla muy fría hasta el momento de servirla.

Si os sobra, podéis cortar raciones individuales y congelarlas en un tupper hermético. Después, solo tendréis que sacar las porciones que vayáis a consumir y en cinco minutos de reposo fuera del congelador, habrá adquirido la textura adecuada. Esta vez, más parecida a un helado.






Música: All of me, de John Legend


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