Torrijas


Ingredientes para 4 unidades aproximadamente:


Pan brioche, pan especial para torrijas (similar a un pan de molde, de rebanada más gruesa), pan de picos (con mucha miga y poca corteza) o un pan de días anteriores (como siempre se ha hecho)  

200 ml de leche 

200 ml de nata (35% materia grasa)

1 rama de canela

1 rama de vainilla o azúcar avainillado 

50 g de azúcar

Piel de naranja

Piel de limón

Aceite de oliva suave

1 huevo

Azúcar y canela molida

Fresas, almíbar, helado


Preparación:


Ponemos a calentar los líquidos con la canela, la vainilla, el azúcar y la piel de naranja y limón a fuego lento hasta que hierva. De esta manera se infusionan los sabores y se deshace el azúcar.

Apartamos del fuego la leche y la reservamos tapada, hasta que esté completamente fría. Incluso la podemos dejar en la nevera de un día para otro.

Cortamos el pan en rebanadas gruesas, de un centímetro y medio aproximadamente.

Ponemos las rebanadas en una bandeja o recipiente rectangular y les echamos la leche colada por encima, asegurándonos que quedan remojadas por todos los lados pero que no quedan sumergidas. Llevamos el recipiente unos 30 minutos a la nevera. Esto favorece que el pan no se rompa cuando lo cojamos para pasar por el huevo.

Pasado ese tiempo, sacamos una a una las rebanadas y las rebozamos en el huevo batido. En una sartén vertemos un aceite suave y lo ponemos a calentar. Disponemos el pan con cuidado y cuando se dore por un lado, le damos la vuelta y las hacemos por el otro hasta que las veamos doraditas.

Escurrimos cada una sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Rebozamos con azúcar y canela (opcional) cuando aún están calientes.


Notas:

Es conveniente freírlas en tandas pequeñas para evitar que baje la temperatura del aceite.

Considero imprescindible la nata. Les da una textura jugosa y húmeda que nos recuerda a una crema pastelera.

Maridan muy bien con helados de vainilla, de té matcha y de leche merengada. También con un coulis o un almíbar de frutos rojos.

Comerlas templadas es un placer.


Música:  Backyard Boy, de Claire Rosinkranz 






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