PAÍS VASCO
Mi
viaje al País Vasco se merecía una entrada en Algo se cuece. No
solo por la gastronomía, sino por muchas otras cosas.
De
entrada, el paisaje ya llama la atención al viajero, y más si
vienes de esta zona seca y poco poblada de la que provengo. No pasan
ni dos horas en el País Vasco cuando comprendes la razón del color
verde, predominante allá por donde mires. Me refiero evidentemente
al zirimiri (la típica
lluvia fina)
que nos ha acompañado sin
tregua
durante todo el viaje.
Vitoria |
Azkoitia |
Getxo |
Pasaia |
Por
mi experiencia, da igual la época en la que decidas viajar a este
país, tarde o temprano y sin
previo aviso -más bien
temprano que tarde-
aparecen esos nubarrones que descargan sin piedad. Y
de repente, sin apenas darte cuenta, aparece tímidamente el sol que
seca rápidamente lo estropeado por el agua. En
cuanto a la temperatura, fresca para ser pleno mes de agosto. Mi
conclusión es que, o bien te aficionas al
surf, o no pisas playa en todo el verano. Por cierto, playas muy
bonitas; lástima el poco uso que se les puede
dar.
Biarritz |
Donostia |
Las
tres capitales, cada una a su estilo, tienen un encanto especial que
nunca deja de sorprender. Mención especial merece la visita al museo
Guggenheim de Bilbao, tanto por su peculiar estructura interior, como
por su colección permanente y las muestras artísticas itinerantes.
En
las calles de muchos pueblos, bonitos a más no poder, cuya
construcción ha mantenido
y respetado la
altura en edificios y casas, con
sus puertos y sus barcas de
colores, llama
la atención las
paredes llenas de pintadas
que piden la amnistía, la libertad o
el acercamiento a su tierra
de los presos que cometieron la
barbarie y que aún todos
tenemos muy presente. Dolor
que solo el tiempo conseguirá borrar de las paredes pero
no de millones de corazones rotos. Por
cierto, recomiendo la lectura de Patria,
de Fernando Aramburu, libro que devoré y acabé de leer un día
antes de emprender este viaje. No
pude evitar reconocer en
algunas personas las caras de sus protagonistas, los lugares, las
pintadas, la manera de hablar, el carácter afable pero de mirada
escrutadora... Imprescindible su lectura, sencilla, amena y
totalmente pedagógica, de una época que nos marcó a todos.
En
cuanto a la gastronomía, benditas barras repletas de pintxos,
palo largo, palo corto,
imposible decidirte por uno
solo. Predominan las gruesas tortillas rellenas de lo que sea, a
veces incluso mezclando producto cárnico con pescado, riquísimas
todas.
Pimientos verdes y rojos suelen aparecer
en muchos.
Hermosas croquetas, de
variados rellenos.
De igual manera no falta el
jamón, ese jamón tan
nuestro que es bueno en todas partes.
Todo ello regado con un buen
txacolí, cerveza bien
tirada y fresca, un mosto o un buen tinto para los incondicionales.
En
estos momentos siento la nostalgia habitual
que te produce ver las instantáneas de
las situaciones vividas allí
durante el breve viaje, pero sin otro deseo que el de volver dentro
de otros
diez años, por ejemplo. Y seguir pensando que, a pesar de haber
nacido en una ciudad fea, su
clima, el que me permite disfrutar de la playa y el mar Mediterráneo
alrededor de cuatro meses al año, me compensa con creces. ¡Ah! Y
nunca pensé que lo primero que cocinaría después de nueve días
sin tocar los fogones, sería una ¡paella!. Lo cual me da que pensar
que estoy arraigada a la terreta
y que esta
tira mucho.
Un
brevísimo resumen en imágenes. ¡Aúpa, País Vasco, Eskerrik
asko!
Bilbo |
Música: Otra vez, de Full
Qué chulas las fotos, seguro que lo habéis pasado genial! Un beso guapa!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Elena! Lo hemos pasado muy bien, a pesar de los remojones continuos, jajaja.
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