Tarta de mantequilla con fresones

Ingredientes:

Para la masa:
250 g de harina
3 g de sal
10 g de azúcar
130 g de mantequilla
70 g de agua

6-7 fresones
½ limón
Azúcar glas
Azúcar moreno
50 g de mantequilla

Para la cobertura:
2 fresones
Agua
Azúcar

Preparación:

Empezamos con la masa. En un bol mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Cortamos la mantequilla fría en dados y la añadimos a lo anterior. Mezclamos con las manos hasta obtener un arenado. Echamos el agua a tandas hasta formar la masa. No amasamos, simplemente unimos hasta que quede homogénea. Hacemos una bola y la metemos en una bolsa, en la nevera, durante una hora.

Cortamos los fresones en láminas no demasiado finas y les echamos zumo de limón para que no se oxiden. Estiramos la masa entre dos papeles de horno, una vez atemperada, ya que nada más sacarla de la nevera es imposible trabajarla debido a su dureza. La adaptamos a un molde apto para horno. No necesitará ningún tipo de grasa ni harina para que no se pegue al molde. 

Disponemos de una manera bonita los fresones y les echamos por encima los dos tipos de azúcar y la mantequilla fría cortada en daditos.

Metemos al horno, en la posición más baja, a 170º con calor arriba y abajo durante 45 minutos. Yo puse la función de solo calor abajo y ventilador en los últimos 10 minutos pero eso ya depende de cada horno. En cuanto veáis que los bordes se tuestan, ya está lista.

Para darle brillo y más sabor, hice un coulis de fresones. En una sartén cortamos dos fresones en dados, les echamos dos cucharadas de azúcar y agua. Removemos y cocemos hasta que la fruta se deshace. Pasamos por la batidora y ya podemos extender con un pincel esta especie de almíbar sobre toda la superficie de la tarta, evitando el borde que sube.

Notas:

Queda una tarta muy fina, con un sabroso sabor a mantequilla que contrasta con la acidez de la fruta. Podéis también usar manzanas tipo Granny Smith.

Si os gusta la miel, podéis pincelarla con unas cucharadas de miel líquida, en lugar de con la mermelada de fruta.

Los bordes podéis dejarlos en alto o bien replegarlos hacia adentro, como si fuera una galette. De cualquier manera quedarán crujientes como las galletas de mantequilla.
Cuanto más buena sea la mantequilla, mejor sabor tendrá. Eso es como los vinos para cocinar: ¿puedo usar cualquier vino? No. Cuanto más bueno sea, mejor sabrá el guiso.






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