Sopa de Lletres





Javier Ruipérez y María José Gimeno, expresan su pasión por la gastronomía con una cocina elaborada y ofrecen una experiencia única a sus clientes. Como ellos dicen, ofrecen una carta basada en la cocina tradicional y de temporada con un toque actual, que transmite su forma de entender la cocina.

Situado en la plaza Bucarest número 3 de Castellón, este restaurante de vanguardia ofrece a diario cuatro tipos de menús adaptándose a todos los bolsillos y gustos: menú de trabajo, vegetariano, de celebración y degustación.

En esta ocasión nosotros probamos los siguientes “platillos”, incluidos en los menús de trabajo y de celebración:
  •        Peladuras de patata crujientes con mahonesa especiada. Cortesía de la casa mientras preparan la comanda. Que dicho sea de paso, el servicio atendió sin esperas.

  •        Crema tibia de trigueros con costrones al pimentón de La Vera. Suave, cremosa, tibia como bien dice la descripción. Aderezada con unas puntitas de pepinillos en vinagre y unos snacks que encajaban perfectamente con la crema.

  •        Ensalada de tallarines de sepia y habitas baby con vinagreta de romesco. Deliciosa, variada, selecta y abundante. Muy gustosos los tallarines de sepia, donde destaco el punto perfecto de cocción.

  •        Croquetas de jamón ibérico con humus de queso manchego. Sabrosas. Y el crujiente, muy original.

  •        Crujiente de bacalao y pimientos amarillos con agridulce de soja. Sorprende este bocado ya que por la descripción, te esperas un taco de bacalao envuelto en masa brick y realmente se trata de una masa cremosa de croquetas de bacalao. La textura crujiente y ese sabroso relleno da ganas de repetir. Exquisito.

  •        Croquetas caseras del cocido con salsa de setas. Perfectas, con todo el sabor de la pringá del puchero y la textura de una buena masa cremosa. Las salsas de alrededor, invitan a mojar pan.

  •        Arroz de verduras al cilantro con pollo thai. Arroz especiado, potente de sabor y con una bonita presentación, coronado por dos muslitos fritos de pollo.

  •        Arrosejat de pulpo y sepionet. Elegimos dos comensales el mismo plato y fue un acierto ya que nos dieron la posibilidad de servirlo en platos individuales o directamente en la paellera. Esta deferencia no la tienen en todos los sitios. Siempre es un lujo comer el arroz directamente en el recipiente. Tras el recomendado reposo del arroz, nos dejó sin palabras y sin poder dejar de comer. El alioli que sirvieron aparte estaba para acabarse el pan.

  •        Carpaccio de persimon con helado de avellanas. Sorprendente la mezcla de la fruta con este helado, que te recordaba a la Nutella por el gustoso sabor de la avellana.

  •        Sorbete de manzana verde al calvados. Excelente postre refrescante para culminar la comida. Ni muy líquido ni muy granizado. Textura perfecta para su degustación.

  •        Bombón crujiente de chocolate con leche y praliné. Presentación espectacular para esta esfera rellena de mousse de chocolate. Ya a estas alturas, a mí me sobró un postre tan contundente pero no por ello menos exquisito y perfectamente elaborado. 


La impresión que nos llevamos fue de una experiencia gastronómica inmejorable. Producto de excelente calidad, donde los sabores se aprecian sin enmascarar en cada plato, con raciones más que cumplidas y unas presentaciones muy cuidadas.

Quiero destacar la amabilidad del personal, desde el momento que me cogieron telefónicamente la reserva hasta la despedida.

Y yo que aprecio, valoro y me apasiona el tema de la decoración de interiores, no podía dejar de hacer referencia al diseño del local. Su privilegiada ubicación en un bonito parque te permite disfrutar de las vistas y de la entrada de luz natural, que han sabido aprovechar con grandes cristaleras. Salones con una decoración moderna, de cómodo mobiliario y acogedor, donde destacan sus sillones Chester, el suelo hidráulico, la madera, muy presente en todo el local como por ejemplo, en la impresionante lámpara sobre la larga barra realizada con cucharas de palo y que es su sello de identidad. También curiosas el resto de lámparas con antiguas hojas de libro en color sepia y haciendo un guiño al tan bien escogido nombre del espacio gastronómico, Sopa de Lletres.

Un lugar donde volver.

Libros apilados
Salón principal





 


Música: Como un burro amarrado en la puerta del baile, de El último de la fila

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