Besamel
500 ml de leche
30 g de harina
30 g de mantequilla
1 cebolla
2 clavos de olor
1 hoja de laurel
Nuez moscada, sal, pimienta molidaPreparación:
Hervimos la leche a fuego suave con los clavos incrustados en la cebolla y la hoja de laurel. La dejamos reposar unos 10 minutos tapada para que se infusionen los sabores.
Mientras, en otro cazo, fundimos la mantequilla y echamos la harina, dando vueltas sin parar para que no se nos queme, durante 2 o 3 minutos. Aconsejo un batidor manual como el de la foto. Es perfecto para remover este tipo de salsa. Colamos la leche y la añadimos de golpe, sin parar de remover. Echamos sal, pimienta molida y nuez moscada a nuestro gusto.
Enseguida veremos que la masa empieza a espesar, sin grumos. Cuando veamos que tenemos la textura adecuada, dejamos de remover y apagamos el fuego. Podemos hacerla más espesa si seguimos removiendo con el cazo en el fuego. Es decir, cuanto más removamos, más espesará. Probamos y rectificamos de sal u otra especia si fuera necesario.
Notas:
Mi consejo con la besamel es conseguirla espesa para unas croquetas. Cuando la salsa besamel se despega de las paredes del recipiente, es que tenemos la textura adecuada para ellas.
En cambio, para napar unos canelones o cualquier otro tipo de pasta cocida, aconsejo una salsa besamel más fluida. Pudiendo espolvorear por encima queso rallado para gratinar.
Notas:
Mi consejo con la besamel es conseguirla espesa para unas croquetas. Cuando la salsa besamel se despega de las paredes del recipiente, es que tenemos la textura adecuada para ellas.
En cambio, para napar unos canelones o cualquier otro tipo de pasta cocida, aconsejo una salsa besamel más fluida. Pudiendo espolvorear por encima queso rallado para gratinar.
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